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En Día
de la amistad
Por
alguna razón histórica, mítica, costumbrista este día se ha designado Día del
amor, de la amistad en el cual se hacen declaraciones de afecto. Amor — ese
sentimiento humano (arraigado en impulso animal mamífero) que le atribuimos al
corazón, ese órgano que late y late incesablemente hasta que una vez cese por
completo poniendo el punto final a una vida.
Pobre
órgano tan pequeño que de tan grande tarea se encargue. Cuando uno se hace tan
viejo como yo son tantos y diversos los cariños que ha acumulado el corazón. Algunos son de sangre, de muchos
años, de poco tiempo, de un día, un momento, un instante. Un abrazo, un beso,
un apretón de la mano, un intercambio de unas palabras. Y de tantos lugares por
el mundo entero que sería necedad hacer lista de ellos.
Y
tontería es designar un día del año para expresar tanto. Pero bien, can tal
pretexto te escribo estas palabras. No sé si las recibas. El aparato que
guardaba las señas de mis seres queridos al fin se murió llevándose los datos.
Algunos quedan pero cuando intento comunicarme recibo notificaciones tales
como: acción de correo solicitada rechazada o abortada; buzón inactivo; buzón
no disponible; reintentar, tiempo excedido; la dirección no existe; dirección
no se puede entregar. Sé que muchos no reciben mis envíos aunque no se me
notifica. Pero te escribo para decirte que te tengo en afecto, en cariño, en
amor te llegue o no el recado.
De niño
este era uno de mis días del año favoritos. Me pasaba horas haciendo esmeradas
tarjetas de amor. Lo hacía hasta hace unos años. Pero ahora son estos impulsos
electrónicos en tu pantalla deletreando estas palabras. Lo que quisiera es
darte algo concreto aun efímero para decirte que te quiero. Tal vez una de las
camelias que florecen en el arbusto fuera de mi puerta de un rosa subido
jaspeado de blanco.
No sé
que noción de camelia te lleven estas palabras. O del amor.
© Rafael Jesús González
2018
On St. Valentine's Day
For some reason historical, mythic, traditionalist, this day
has been designated as the day of love, of friendship on which are made
declarations of affection. Love — that human sentiment (rooted in a mammalian
animal impulse) which we attribute to the heart, that organ that beats and
beats until sometime it stops completely putting a final point to a life.
Poor organ so small to carry such a great task. When one
grows as old as I, so many and diverse are the affections accumulated by the
heart. Some are by blood, of many years, of a short time, of a day, a moment,
an instant. A hug, a kiss, a squeeze of the hand, an exchange of some words.
And of so many places of the entire world that it would be foolishness to make
a list of them.
And foolishness to designate one day of the year to express
so much. But well, with such pretext I write you these words. I do not know if
you receive them. The device that kept the addresses of my loved ones died
taking the data. Some remain, but when I try to communicate I receive notices
such as: requested mail action
rejected or aborted, inactive mailbox, mailbox unavailable, retry
timeout exceeded, address does not exist, unroutable address. I know that many
do not receive my mailings though I am not notified. But I write to tell you
that I hold you in affection, in fondness, in love whether you receive the
message or not.
As a child, it was one of my favorite days of the year. I
would spend hours making elaborate Valentine cards. I did it even a few years
ago. But now it is these electrical impulses on your screen spelling out these
words. What I would like is to give you something concrete though ephemeral to
say that I love you. Perhaps one of those camellias that bloom on the shrub
outside my door, a deep pink mottled with white.
I do not know what notion of camellia these words bring you.
Or of love.
© Rafael Jesús González
2018
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