Sunday, March 29, 2020

A changed world

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Ha cambiado el mundo de repente; es otro ya el que habitamos. Estamos aislados en estos tiempos de peste. Por las calles desiertas galopa el jinete pálido en su caballo pálido de las alucinaciones de Juan de Patmos. Si tú y yo nos encontráranos en la calle no nos pudiéramos besar, ni abrazar ni aun tomarnos de la mano y lo más cerca que pudiéramos juntarnos sería a una distancia de no menos de dos metros Ya es otro mundo.

En la soledad de mi aislamiento hay días en que se me hincha el corazón de amor por la Tierra, por la vida, por mis hermanos, hermanas que me han iluminado la vida. Hay otros en que me llena una tristeza tan grande que me forma un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos. En otros domina el terror. Otros días siento una gran furia con el presidente 45 de los EE.UU., centro del imperio, un ignorante canalla imbécil cuya visión no va más allá de su vanidad, su nombre en edificios y campos de golf, sus obscenas ganancias. Y con él su índole. Su negar de lo serio de la pandemia, su dilato en hacer aun lo mínimo para contenerla, su irresponsabilidad nos pone a todos en gran peligro no solamente aquí sino por el mundo entero.

Pienso que Tonantzin, Pachamama, Gaia, Madre Tierra en su fiebre y delirio de los cuales somos culpables haya creado este virus como anticuerpo para curarse del cancer maligno, nosotros, en su cuerpo sagrado. Este virus será prueba de nuestra evolución si la sobrevivimos. Tenemos que hacer un mundo nuevo que acuerde con la salud de la Tierra, dejar de consumirla como bichos que devoran a su propia madre. Se tiene que derribar la economía de imperio, el capitalismo que valora la ganancia más que todo, trata a la Tierra sólo como materia prima para que el trabajador, trabajadora esclavizados la conviertan en productos consumibles para la ganancia de los pocos. Tal vez este virus es la dura lección necesaria para que aprendamos de una vez que a pesar de nuestro aislamiento todos estamos juntos en este doloroso reto, que el mundo nuevo que tenemos que hacer tiene que ser uno arrigado en un amor feroz por la Tierra, por la vida, por uno al otro, un mundo de justicia y paz. Que así sea, si no no sobrevivimos. 

Haz lo que puedas por la Tierra, la justicia, la paz; se sanador, sanadora en la esfera de tu poder, tu influencia. Seamos compañeros, compañeras en nuestra revolución que tenemos que hacer.

Rafael Jesús González


Vision of John of Patmos


The world has suddenly changed; it is already another world in which we live. We are isolated in these times of plague. Through the deserted streets gallops the pale horseman on his pale horse from the hallucinations of John of Patmos. If you and I met on the street we could not kiss, nor hug, and not even shake hands, and the nearest we could be to one another would be a minimum of six feet. It is already another world.

In the aloneness of my isolation there are days when my heart swells with love of the Earth, of life, of my brothers and sisters who have lit my life. There are others in which such a great sadness fills me that it forms a knot in my throat and tears in my eyes. On others, terror dominates. Other days I feel a great rage toward the 45th president of the U.S., center of  the empire, an ignorant scoundrel imbecile whose vision goes no further than his vanity, his name on buildings and golf courses, his obscene profits. And with him his ilk. His denial of the seriousness of the pandemic, his delay in doing even the minimum to contain it, his irresponsibility puts everyone in danger not only here but the entire world.

I think that Tonantzin, Pachamama, Gaia, Mother Earth in her fever and delirium for which we are to blame has created this crowned virus as an antibody to cure herself of the malignant cancer, us, on her sacred body. This virus will be the test of our evolution if we survive. We have to make a new world that accords with the health of the Earth, stop consuming her like bugs that devour their own mother. The economy of empire, capitalism that values profit more than anything, treats the Earth as merely a raw resource for the enslaved worker to convert into consumable products for the profit of the few must come down. Perhaps this virus is the hard lesson necessary for us to learn once and for all that in spite of our isolation we are all together in this painful challenge, that the new world we have to make has to be one rooted in a fierce love for the Earth, for life, for one another, a world of justice and peace. So be it, if not, we will not survive.

Do what you can for the Earth, justice, peace; be a healer in the sphere of your power, your influence. Let us be companions in our revolution that we must make.

Rafael Jesús González




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