Saturday, July 4, 2020

4th of July, Independence of the U.S.A.

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https://en.wikipedia.org/wiki/Thomas_Jefferson_and_slavery

Did the quill shake, did the hand of the man penning these self-evident truths tremble knowing that his owning of slaves belied them? Are the words for all that less self-evident, less true?

https://en.wikipedia.org/wiki/Thomas_Jefferson_and_slavery

We had long thought that the pyramids by the Nile were built by slaves but scholars now doubt it. But doubt there is none that Mount Vernon and Monticello are the works of slaves. And when the capital of the newly declared United States of America was fixed on Chesapeake Bay, The White House and the Capitol, its dome graced with a bronze figure of Freedom, were built by slaves — the house, the capitol and dome, the statue that tops it.



It is two-hundred-forty-four years since the birth of the nation, five-hundred-twenty-eight years since Europeans stumbled onto the "Americas" establishing empires and the economics of empire (capitalism) founded on genocide, thievery of land, slavery, racism, and wanton violation of the Earth.

The changes we have wrought  upon the Earth put life itself at risk, what democracy we have painfully created, flawed though it may be, is undermined and reversed, virtual slavery and poverty are universal and the wealth of nations is in the pockets of the few, the wars of empire are constant.

But now besieged by a pandemic that devastates the world, more and more of us awake to the self-evident truth that our vaunted ideals are belied by the policies of empire, and we take to the streets demanding justice, protection of the Earth, peace. If this pandemic that demands that we isolate ourselves teaches us anything, it is that we are one humanity, that what threatens one threatens us all. We rise and what we rise for is our revolution of heart and mind.

Our revolution must be radical, going to the roots of our distress. The new world we must create from the shambles of the old must bring to a close the millennia of patriarchy that has brought us to this, and end the Age of the Warrior and bring in the Age of the Healer. Our institutions and our policies must be rooted deeply in love, in love of life, of the Earth, of each other and all our relations. Justice must be grounded in compassion without which there is no peace.

The courage and intent which we have traditionally attributed to the warrior are what must inform the healer, each and everyone of us. It will be far from easy and what must impel us is a fierce love. Nothing less will do. Our greatest moral teachers of the past have said no less. Perhaps our greatest teacher will prove to be this less than tiny and most deadly crowned virus that will force us to awake and make our revolution. Immediately.

The world depends on it.


Rafael Jesús González




 ¿Se sacudió la pluma? ¿Tembló la mano del hombre que escribía estas verdades evidentes al saber que su posesión de esclavos las desmentía? ¿Son menos evidentes, menos verdaderas las palabras por eso?

Habíamos pensado por mucho tiempo que las pirámides del Nilo fueron construidas por esclavos, pero los erudito ahora lo dudan. Pero no hay duda de que Monte Vernon y Monticello son obras de esclavos. Y cuando la capital de los recientemente declarados Estados Unidos de América se fijó en la Bahía de Chesapeake, la Casa Blanca y el Capitolio, su cúpula adorada con una figura de bronce de La Libertad, fueron consruidas por esclavos — la casa, el capitolio y cúpula, la estatua que la remata.

Han pasado doscientos cuarenta y cuatro años desde el nacimiento de la nación, quinientos veintiocho años desde que los europeos tropezaron con las "Américas" estableciendo imperios y la economía de imperio (capitalismo) fundada en el genocidio, el robo de tierras, esclavitud, racismo y violación desenfrenada de la Tierra. Los cambios que le hemos causado a la Tierra ponen en riesgo la vida misma, la democracia que dolorosamente hemos logrado, aunque defectuosa, es quebrantada y revertida, la esclavitud virtual y la pobreza son universales y la riqueza de las naciones están en los bolsillos de los pocos, las guerras de imperio son constantes.

Pero ahora asediados por una pandemia que devasta el mundo, cada vez más de nosotros nos damos cuenta de la verdad evidente de que nuestros ideales preciados son desmentidos por las políticas de imperio y salimos a las calles exigiendo jusicia, proteción de la Tierra, paz. Si esta pandemia que exige nos aislemos nos enseña algo, es que somos una humnidad, lo que amenaza a uno nos amenaza a todos. Nos levantamos y por lo que nos sublevamos es nuestra revolución de corazón y mente. 

Nuestra revolución tiene que ser radical yendo a las raíces de nuestra angustia. El nuevo mundo que tenemos que crear de las ruinas del viejo tiene que terminar con los milenios de patriarcado que nos han llevado a esto y terminar con la Era del Guerrero y traer la Era del(a) Sanador(a). Nuestras instituciones y nuestras políticas tienen que estar profundamente arraigadas en el amor, en el amor a la vida, a la Tierra, a un@ a otr@. La justicia tiene que basarse en la compasión sin la cual no hay paz.

El valor y la intención que tradicionalmente hemos atribuido al querrero es lo que debe informar al(a) sanador(a), a todos y cada un@ de nosotros. No será fácil y lo nos tiene que impulsar es un amor feroz. Nada menos que eso bastará. Nuestros más grandes maestr@s morales del pasado no han dicho nada menos. Quizás nuestro más grande maestro será esrte virus coronado menos que pequeño y tremendamente mortal que nos obligará a despertar y hacer nuestra revolución. Inmediatamente.

De eso depende el mundo.


Rafael Jesús González 



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