Despertando al fin de la Cuenta Larga
(mito y olor a canela)
En la historia más lejana de esta tierra que conocemos como América una gente de nuestros antepasados que conocemos como los mayas minuciosamente observando los cielos y los movimientos de los luceros y planetas e inventando el concepto del cero midieron el tiempo con asombrante matemática y pasmosa exactitud y vastedad. Fijaron el mitológico comienzo de este mundo en lo que nuestro crudo calendario occidental designa como el 11 de agosto 3114 AC empezando así la Cuenta Larga del tiempo que se completaría después de a lo menos 5,126 años solares en el solsticio invernal del 2012 AD de nuestra cuenta.
A transcurso del tiempo los reinos mayas surgieron, alcanzaron sus apogeos y aumentando sus reyes y elites en número y esplendor, sufriendo uso abusivo de la tierra y sequías, guerras y sublevaciones decayeron y desparecieron. Los mayas se encontraban bajo el dominio de otros pueblos cuando llegaron otra gente de nuestros antepasados que llamamos europeos. Esa historia ya sabemos.
Ahora alcanzando el fin de esa Cuenta Larga de los mayas nuestras imaginaciones crean profecías del fin del mundo mayas donde no las hay. Enfocándose en los cielos suponen alineamientos planetarios y astrales con desastrosos efectos en la estabilidad de la Tierra en su eje. O más benignamente trasmitiendo un “rayo sincronizador galáctico” emanando del centro de nuestra galaxia que nos iluminaría la consciencia. Tales son las fantasías de la “nueva edad” que los mayas actuales y la ciencia niegan. Pero aun la Cuenta Larga se basó en los movimientos de los planetas y las estrellas en sus majestuosos, inmensos bailes cíclicos y en la celeste coreografía siempre habrá algún alineamiento u otro. Que efectos tengan sobre la Tierra y nosotros es materia para suposición y mito. No hay daño buscar bondad de las estrellas. Queridos amigos viajan a antiguos sitios sagrados en México para ofrecer sus danzas, su humo perfumado, sus rezos para ponerle punto final a la Cuenta Larga y dedicarse a sanar a la humanidad y a la Tierra en la cuenta que siga. Hay cosas mucho menos dignas que hacer.
Simplemente hemos llegado al fin de esa espléndida cuenta para empezar otra o continuar la que se completa dicen los mayas. Pero la ciencia sí señala serias posibilidades para el fin, no solamente del mundo, sino de la Tierra que conocemos misma especialmente debidos a cambios climáticos a causa no de los planetas y las estrellas sino de nuestro uso y abuso de la Tierra. El mundo que hemos creado ha llegado a los límites de su viabilidad — ya no cabe el imperialismo y el sistema económico capitalista que dio a nacer, economía que depende de una Tierra de recursos inagotables con inagotable mano de obra esclavizada locamente produciendo por producir para abastecer mercados también inagotables, voraces, concentrando la riqueza en manos de los cuantos. Ya sabemos que es limitada la bendita Tierra y que nadie debe sufrir la esclavitud ni política ni económica ni intelectual ni nada.
La imaginación tiene sus usos y hay marcas en el tiempo y se deben celebrar. Es significante que tan espléndida Cuenta Larga llegue al fin; empecemos otra y verdaderamente abramos los portales a una nueva edad en que honremos a la bendita madre Tierra único paraíso que jamás conoceremos y compartamos sus riquezas igualmente los unos con los otros respetando nuestra parentela los otros animales, las plantas, los minerales con corazones abiertos, sabios en el amar. Tenemos que hacer un mundo nuevo a pena de muerte no porque sea el fin del mundo o la Tierra y no dependiendo de los planetas y las estrellas sino por amor a la vida. Verdaderamente despertemos de las pesadillas que hemos creado, afirmemos nuestros sueños sanos, creemos nuevos mitos más justos, apacibles, amorosos.
En cuanto a mí, marcaré el fin de la Cuenta Larga, empezaré la nueva en vigilia, en meditación, en rito, en rezo, en alabanza al inefablemente vasto universo del cual soy parte y en gratitud por las primeras y últimas bendiciones: el percibir y el amar. Y me rededicaré a la celebración de la Tierra y la vida y a la lucha por la justicia y la paz que al fin y al cabo es lo mismo.
© Rafael Jesús González 2012
Awakening at the End of the Long Count
(myth and the smell of cinnamon)
In the most distant history of this land we know as America, a people of our ancestors whom we know as the Mayas minutely observing the heavens and the movements of the stars and planets and inventing the concept of zero measured time with astonishing mathematics and astounding exactitude and vastness. They fixed the mythological beginning of this world on what our crude Western calendar designates as August 11, 3114 BC thus beginning the Long Count of time which would be completed after at least 5,126 solar years on the Winter Solstice of 2012 AD by our count.
In the course of time the Mayan kingdoms rose, reached their apogees, and their kings and elites increasing in number and splendor, suffering abusive use of the earth and droughts, wars and uprisings, they declined and disappeared. The Mayas were under the dominion of others when another people of our ancestors we call Europeans came. We already know that history.
Now reaching the end of that Long Count of the Mayas, our imaginations create Mayan prophecies of the world's end where there are none. Focusing on the heavens, they suppose planetary and astral alignments with disastrous effects on the stability of the Earth on its axis. Or, more kindly, transmitting a “galactic synchronization beam” emanating from the center of our galaxy that would illuminate our consciousness. Such are the “New Age” fancies that the living Mayas and science deny. But still The Long Count was based on the movements of the planets and the stars in their majestic, immense cyclical dances, and in the celestial choreography there will always be an alignment or another. What effects they may have on the Earth and us is matter for supposition and myth. There is no harm to look for benevolence from the stars. Dear friends travel to ancient sacred sites in Mexico to offer their dances, their fragrant smoke, their prayers to put the final period to the Long Count and dedicate themselves to healing humanity and the Earth in the count that will follow. There are things much less worth doing.
We have simply come to the end of that splendid count to begin another or continue the one that ends, the Mayas say. But science does point to serious possibilities for an end, not only to the world, but to the Earth itself as we know it especially due to climatic changes caused not by the planets and stars but by our use and abuse of the Earth. The world we have created has come to the limits of its viability - there is no longer room for imperialism and the Capitalist economic system it birthed, an economy that depends upon an Earth of inexhaustible resources with inexhaustible enslaved labor madly producing for the sake of producing to supply markets also inexhaustible, voracious, concentrating the wealth in the hands of the few. We now know that the holy Earth is limited and no one should suffer enslavement not political nor economic nor intellectual nor anything.
Imagination has its uses, and there are marks in time, and they are to be celebrated. It is significant that such a splendid Long Count comes to an end; let us begin another and truly open the portals to a new age in which we honor the holy mother Earth, only paradise that we will ever know, and share its riches equally the ones with the others respecting our relations the other animals, the plants, the minerals with hearts open, wise in loving. We have to make a new world on pain of death not because it is the end of the world and not depending on the planets and the stars but for love of life. Let us truly awaken from the nightmares of our making, recuperate our sane dreams, create new more just, peaceful, loving myths.
As for me, I will mark completion of the long count, begin the new in vigil, in meditation, in ritual, in prayer, in praise of the ineffably vast universe of which I am a part and in gratitude for the first and ultimate blessings: to perceive and to love. And I will rededicate myself to the celebration of the Earth and of life and to the struggle for justice and peace which when all is said and done are the same thing.
© Rafael Jesús González 2012
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