Monday, May 25, 2015

Memorial Day





Celebrating Memorial Day we remember those fallen on the battle field — and also the, more-often-than-not, foolish and/or villainous reasons for the wars in which they fell. Grieving for those who die in perpetual wars, both combatants and civilians, I share with you some thoughts from my notebook from the summer of 2006 when I was in Washington D.C. and visited the Vietnam War Memorial. We again find ourselves as a nation in continuing wars that waste lives and resources. If we truly honored our war dead, we would find other means by which to solve our conflicts.



My first day in Washington D.C., in the heat of August, straight from the Museum of the American Indian, wearing my T-shirt picturing the Apache Jerónimo and his armed companions and reading, “Homeland Security, Fighting Terrorism since 1492”, I walk down the Mall, skirt the obelisk of the Washington Monument, down the reflecting pool, past the white marble Greek temple of the Lincoln Monument, to the Viet-Nam Wall —a pilgrimage to the memorial to “my war,” mine not because I fought in it, but because I fought against it — heart, mind, and soul.

My intent, a kind of penance, like saying the rosary, is to start at one end to the other and read each and every one of the 58,245 names, imagining a face, an age, a history, a life. I know it will be hard, but do not think it impossible (not one of the five million names of the Vietnamese dead are even alluded to.) I start with one name, John H. Anderson Jr. (PFC, 19 years of age, dead May 25, 1968, I later look up in the log), then several, increasing exponentially. It becomes more and more difficult to focus, the faces, the figures of families, lovers, tourists reflected moving against the mirroring black granite Wall is a distraction, their chatter, at times their laughter, an intrusion upon my meditations. As the Wall grows longer, rises higher and higher toward the center, the names crowd upon each other, pile up high and tight, at times difficult to distinguish, I do not know if for the numbers, the height, for the glare of the sun, or for the tears welling in my eyes. The names, the letters blur, run together.

I begin to skim, to let my attention chance upon a name, a Smith, a Cohen, a Bankowski, an O’Mally, a Chan, certainly a González here and there — every European and many another culture represented by a name. How came they to be there, what history of need, what myth or dream of theirs, or of some recent or distant ancestor, brought them to be “American” and die in a war without sense or reason?

After a time my reading becomes cursory, I occasionally stop, kneel to pick up and read a letter, a note of testimonial — of love, of remembrance — left at the foot of the Wall by some surviving wife, sweetheart, mother, father, son, daughter, nephew, niece, friend. A flag here and there, a flower (mostly artificial, a few in soda bottles, wilting in the heat.)

My mind gradually becomes numb, at times almost hallucinatory, wonders —imagines seeing the name there of a moneyed coward with powerful political connections that now inhabits a white house not far away.

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They say the dead live on for as long as they are remembered. How many of these names etched here are still remembered? A few people, holding scraps of paper against the black stone make rubbings. Most hurry by, the kids impatient to reach the end, the names picked there not interesting enough to hold their attention. The names.

Last year, Xochipilli, my men’s ritual group, in collaboration with the ‘Faces of the War Project,’ created an ofrenda to the Victims of War, for the Días de los Muertos Community Celebration at the Oakland Museum of California. The ofrenda stood against the walls lined with the photographs and names of the U. S. soldiers dead in Iraq, the names, without the photographs, of the Iraqi dead. The names, still fresh, living in recent memory. Another war, as senseless, as irredeemable as that of Viet-Nam. I am tired, my face wet with sweat and tears I do not bother to wipe away. Tourists look at me, respectfully keep their distance, look away. They sense that this, that of Viet-Nam, is my war; I do not know if my T-shirt gives them a clue as to why.

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I reach the other end of the Wall, Jessie Charles Alba (Sgt., aged 20, dead May 25, 1968, the middle of the war.)

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Retracing my way up the reflecting pool, I must climb the steps of the Lincoln Memorial from which Marian Anderson once sang, from which Martin Luther King, Jr. spoke of his dream. I stand before the colossal figure of Lincoln enthroned and read his words chiseled into the white marble to his right: “ . . . a government of the people, for the people, by the people . . .” A pious hope devoutly to be wished.



Washington D.C.; August 15, 2006


© Rafael Jesús González 2015


.Memorial Day at Arlington National Cemetery

Celebrando el Día de la Conmemoración recordamos a los caídos en el campo de batalla — y también las, más que menos, razones necias y/o villanas por las guerras en que calleron. Lamentando aquellos que mueren en guerras perpetuas, ambos combatientes y civiles, comparto con ustedes algunos pensamientos de mi cuaderno de notas del verano de 2006 cuando estuve en Washington D.C. y visité el monumento a la guerra en Vietnam. Una vez más nos encontramos como nación en guerras continuas que desperdician vidas y recursos. Si verdaderamente honráramos a nuestros muertos en guerra econtraríamos otras maneras de resolver nuestros conflictos.


Reflexiones sobre el Muro


El primer día en Washington D.C., en el calor de agosto, justo del Museo del Indio Americano, llevo mi camiseta con la imagen del apache Jerónimo y sus compañeros armados que lee, “Homeland Security, Luchando contra el Terrorismo desde 1492.” Camino por la alameda, el Mall, rodeo el obelisco del monumento a Washington, sigo la alberca, paso el templo griego de mármol blanco del monumento a Lincoln, al Muro de Vietnam — peregrinaje al monumento a “mi guerra,” mía no porque luché en ella, sino porque luché en oposición de ella — corazón, mente y alma.

Mi intención, un tipo de penitencia, como decir el rosario, es empezar de una punta a la otra y leer cada uno y todos los 58, 245 nombres, imaginándome un rostro, una edad, una historia, una vida. Sé que será difícil, pero no lo creo imposible (ni siquiera se alude ni a uno de los cinco millones de nombres de los vietnamitas muertos.) Empiezo con un nombre, John H. Anderson Jr. (PFC, 19 años de edad, muerto el 25 de mayo 1968, más tarde busco en la lista), luego varios, aumentando exponentemente. Se me hace más y más difícil enfocarme, las caras, las figuras de familias, amantes, turistas reflejados moviéndose contra el espejo del Muro de granito negro es una distracción, su parloteo, a veces su risa, una intrusión en mis meditaciones. A grado que el Muro se hace más largo, se eleva más y más alto hacia el centro, los nombres se amontonan uno sobre el otro, se amontonan alto y apretado, a veces difíciles de distinguir, no sé si por la cantidad, la altura, el relumbre del sol o las lágrimas que me llenan los ojos. Los nombres, las letras se borran, se corren una contra la otra.

Empiezo a pasar los nombres por en cima, dejar mi atención caer sobre un nombre u otro, un Smith, un Cohen, un Bankowski, un O’Mally, un Chan, indudablemente un González aquí y allá — toda cultura Europea y muchas otras representadas por un nombre. ¿Cómo llegaron a estar allí, que historia de necesidad, que mito o sueño suyo, o de algún antepasado reciente o lejano, los trajeron a ser “americano” y morir en una guerra sin sentido o razón?

Después de algún tiempo mi lectura se hace superficial, paro de vez en cuando, me arrodillo a levantar y leer una carta, una nota de testimonio — de amor, de recuerdo — depositada al pie del Muro por algún sobreviviente, esposa, novia, madre, padre, hijo, sobrino, sobrina, amigo. Una bandera aquí y allá, una flor (la mayoría artificiales, unas cuantas en botellas de refresco, marchitándose en el bochorno.)

La mente se me entume gradualmente, a veces casi halucinante, se desvía — imagina ver allí el nombre de un cobarde adinerado con conexiones políticas poderosas que ahora habita una casa blanca no lejos de aquí.

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Dicen que los muertos viven mientras sean recordados. ¿Cuántos de los nombres aquí grabados son aun recordados? Algunas personas, poniendo trozos de papel contra la piedra negra hacen borradores. La mayoría se apresuran, los muchachos impacientes a llegar al final, los nombres cincelados allí no lo suficiente interesantes para captarles la atención. Los nombres.

El año pasado, Xochipilli, mi grupo de hombres dedicado a la ceremonia, en colaboración con el ‘Proyecto Rostros de la Guerra’, montó una ofrenda a las víctimas de la guerra para la Celebración Comunitaria del Día de Muertos en el Museo de California en Oakland. La ofrenda se puso contra las paredes cubiertas de las fotografías y nombres de los soldados estadounidenses muertos en Irak, los nombres, sin fotografías, de los muertos Iraki. Los nombres, aun frescos, vivientes en la memoria reciente. Otra guerra, tan insensata, tan irredimible como la de Vietnam. Estoy cansado, la cara húmeda de sudor y llanto que no me preocupo de limpiar. Me miran los turistas, respetuosamente guardan la distancia, alejan la mirada. Sienten que esta, la de Vietnam, es mi guerra; no sé si mi camiseta les sugiera por que.

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Llego al otro extremo del Muro, Jessie Charles Alba (Sgt., 20 años de edad, muerto el 25 de mayo 1968, a mediados de la guerra.)

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Retrazando mis pasos a lo largo de la alberca, me siento obligado a subir los escalones del monumento a Lincoln desde los cuales Marian Anderson una vez cantó, desde los cuales Martin Luther King, Jr. habló de su sueño. Paro ante la figura colosal de Lincoln entronizado y leo sus palabras cinceladas en el mármol blanco a su derecha: “. . . un gobierno del pueblo, para el pueblo, del pueblo . . .” Esperanza pía devotamente anhelada.
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Washington D.C.; 15 de agosto 2006

© Rafael Jesús González 2015-


 
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Friday, May 22, 2015

Poetry of Witness reading Wednesday June 3


Dedicaré mi parte en esta lectura a uno de los testigos del último y este siglo a quien más admiro: Sebastião Salgado, fotógrafo.

Fue en 1986 en un festival de arte en Sevilla que for primera vez vi su obra. Mi admiración ha crecido con los años. Pocos testigos del mundo y la Tierra que lo sustiene ve tan claramente y con tan grande corazón.

Les recomiendo la extraordinaria película sobre él y su obra "Sal de la tierra" (no para ser confundida con la película de 1954 sobre las huelgas mineras en Nuevo México del mismo título) recientemente sacada.

Rafael Jesús González


I will dedicate my part of the reading to one of the witnesses of the last and this century who I most admire: Sebastião Salgado, photographer.

It was in 1986 at an art festival in Sevilla that I first saw his work. My admiration has only grown with the years. Few witnesses of the world and the Earth that bears it see so clearly and with such great heart.

I recommend to you the extraordinary film on him and his work "Salt of the Earth" (not to be confused with the 1954 film of the New Mexico miners' strikes of the same title) recently released.

Rafael Jesús González

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Thursday, May 21, 2015

Gemini

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------------Géminis

Los gemelos,
él con collar de esmeraldas,
ella con collar de perlas,
arrullan en sus brazos
------al aire inconstante
y en sus manos llevan
puños de azogue inquieto.
Miden la dualidad
y en su intelecto brillan
las luces lejanas de Mercurio.





---------© Rafael Jesús González 2015





-------------Gemini



The twins,
he with a collar of emeralds,
she with a collar of pearls,
rock in their arms
------the inconstant air
& carry in their hands
fistfuls of restless quicksilver.
They measure duality
& in their intellect shine
the faraway lights of Mercury.





-----------© Rafael Jesús González 2015


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Saturday, May 16, 2015

On receiving a Lifetime Achievement Award in Poetry


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------------Toda una vida


Cuando uno baila con el Viejo Coyote
se compromete a la flor y al canto;
se gasta una vida con la moneda
de la palabra florida.
Allí dicen se encuentran 
lo negro y lo rojo, lo arraigado,
la verdad. ¿Quién sabe?
Se vive una vida y si su flor y canto
toma raíz en los corazones
------------es vida bien gastada.




--------------------------© Rafael Jesús González 2015



(Siendo otorgado un premio a toda una vida en poesía
por la Ciudad de Berkeley,
13º Festival Anual de Poesía Berkeley,
16 de mayo 2015)






======A Whole Life


When one dances with Old Coyote
one commits to flower & song;
a life is spent with the coin
of the flowering word.
There they say meet
the black & the red, the rooted,
truth. Who knows?
A life is lived & if its flower & song
takes root in hearts
-------------it is a life well spent.




---------------------------© Rafael Jesús González 2015



(On being honored with a Lifetime Achievement Award in Poetry
by the City of Berkeley,
13th Annual Berkeley Poetry Festival,
May 16, 2015) 



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Sunday, May 10, 2015

U. S. Mothers Day



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Mothers' Day is celebrated in the United States the second Sunday of May, and throughout the world on various dates. But in them all, this day in which reverence from the heart is rendered to the mother, is at the same time pretext for a cloying sentimentality that commerce foments to sell saccharin cards, odorless carnations, and expensive trinkets to increase profits.

We forget the origins of this relatively modern holiday. Mother's Day was started after the U.S. Civil War as a protest to the carnage of that war by women who had lost their sons to war. Such was the beginning of an annual Mothers' Day proposed by a mother. Let us render with a full heart our homage to our mothers and the mothers of everyone and let us not fall into facile sentimentality but dedicate ourselves to preventing the suffering of all mothers (and their children): poverty, hunger, abandonment, lack of shelter, lack of education, violence, war.

Rafael Jesús González



Here is the original Mother's Day Proclamation from 1870, followed by a a reminder of what the original intent of Mother's Day was from 'A history of Mother's Day' by a UC Davis historian:

Arise, then, women of this day! Arise all women who have hearts, whether our baptism be that of water or of fears! Say firmly: "We will not have great questions decided by irrelevant agencies. Our husbands shall not come to us, reeking with carnage, for caresses and applause. Our sons shall not be taken from us to unlearn all that we have been able to teach them of charity, mercy and patience.

We women of one country will be too tender of those of another country to allow our sons to be trained to injure theirs. From the bosom of the devastated earth a voice goes up with our own. It says "Disarm, Disarm! The sword of murder is not the balance of justice."

Blood does not wipe our dishonor nor violence indicate possession. As men have often forsaken the plow and the anvil at the summons of war, let women now leave all that may be left of home for a great and earnest day of counsel. Let them meet first, as women, to bewail and commemorate the dead.

Let them then solemnly take counsel with each other as to the means whereby the great human family can live in peace, each bearing after their own time the sacred impress, not of Caesar, but of God.

In the name of womanhood and of humanity, I earnestly ask that a general congress of women without limit of nationality may be appointed and held at some place deemed most convenient and at the earliest period consistent with its objects, to promote the alliance of the different nationalities, the amicable settlement of international questions, the great and general interests of peace.







Mother's Day for Peace - by Ruth Rosen:


Honor Mother with Rallies in the Streets.

The holiday began in activism; it needs rescuing from commercialism and platitudes.

Every year, people snipe at the shallow commercialism of Mother's Day. But to ignore your mother on this holy holiday is unthinkable. And if you are a mother, you're supposed to be devastated if your ingrates fail to honor you at least one day of the year.

Mother's Day wasn't always like this... because Mother's Day began as a holiday that commemorated women's public activism, not as a celebration of a mother's devotion to her family.

The story begins in 1858 when a community activist named Anna Reeves Jarvis organized Mothers' Works Days in West Virginia. Her immediate goal was to improve sanitation in Appalachian communities. During the Civil War, Jarvis pried women from their families to care for the wounded on both sides. Afterward she convened meetings to persuade men to lay aside their hostilities.




In 1872, Julia Ward Howe, author of the "Battle Hymn of the Republic", proposed an annual Mother's Day for Peace. Committed to abolishing war, Howe wrote: "Our husbands shall not come to us reeking with carnage.. Our sons shall not be taken from us to unlearn all that we have been able to teach them of charity, mercy and patience. We women of one country will be too tender of those of another country to allow our sons to be trained to injure theirs".

Julia Ward Howe
For the next 30 years, Americans celebrated Mothers' Day for Peace on June 2.

Many middle-class women in the 19th century believed that they bore a special responsibility as actual or potential mothers to care for the casualties of society and to turn America into a more civilized nation. They played a leading role in the abolitionist movement to end slavery. In the following decades, they launched successful campaigns against lynching and consumer fraud and battled for improved working conditions for women and protection for children, public health services and social welfare assistance to the poor. To the activists, the connection between motherhood and the fight for social and economic justice seemed self-evident.

In 1913, Congress declared the second Sunday in May to be Mother's Day. By then, the growing consumer culture had successfully redefined women as consumers for their families. Politicians and businessmen eagerly embraced the idea of celebrating the private sacrifices made by individual mothers. As the Florists' Review, the industry's trade journal, bluntly put it, " This was a holiday that could be exploited."... Since then, Mother's Day has ballooned into a billion-dollar industry.

Americans may revere the idea of motherhood and love their own mothers, but not all mothers. Poor, unemployed mothers may enjoy flowers, but they also need child care, job training, health care, a higher minimum wage and paid parental leave. Working mothers may enjoy breakfast in bed, but they also need the kind of governmental assistance provided by every other industrialized society.

With a little imagination, we could restore Mother's Day as a holiday that celebrates women's political engagement in society. During the 1980's, some peace groups gathered at nuclear test sites on Mother's Day to protest the arms race. Today, our greatest threat is not from missiles but from our indifference toward human welfare and the health of our planet.

Imagine, if you can, an annual Million Mother March in the nation's capital. Imagine a Mother's Day filled with voices demanding social and economic justice and a sustainable future,....public activism does not preclude private expressions of love and gratitude. (Nor does it prevent people from expressing their appreciation all year round.)


Ruth Rosen is a professor of history at UC Davis.






El Día de madres se celebra en los Estados Unidos el segundo domingo de mayo, y por el mundo entero en distintas fechas. Pero en todas, este día en el cual se le rinde veneración de corazón a la madre es a la vez pretexto para un sentimentalismo empalagoso que el comercio fomenta para vender tarjetas sacarinas, claveles sin aroma, y chucherías para aumentar las ganancias.

Olvidamos el origen de esta fiesta relativamente moderna. El Día de Madres empezó después de la guerra civil de los Estados Unidos como protesta a la mortandad en esa guerra por las mujeres que habían perdido a sus hijos a la guerra. Tal fue el principio del Día de Madres anual propuesto por una madre. Brindemos de todo corazón nuestros homenajes a todas nuestras madres y las madres de todos y no caigamos en el sentimentalismo fácil sino dediquémonos a evitar el sufrimiento de toda madre (y sus hij@s): la pobreza, el hambre, el abandono, el desamparo, falta de educación, violencia, la guerra.


Rafael Jesús González


 

Aquí la proclamación de 1870:

¡Levantémonos, entonces, mujeres de este día! ¡Levantémonos todas las mujeres que tengamos corazones, sea nuestro bautismo de agua o de temores! Digamos firmemente: “No permitiremos que las grandes cuestiones sean decididas por agencias que no vienen al caso. Nuestros esposos no vendrán hediendo a carnicería a nosotras por caricias y aplauso. No se nos quitarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que les hemos podido enseñar de la caridad, la piedad y la paciencia.Nosotras las mujeres de un país seremos demasiadas tiernas de las de otro país para permitir que nuestros hijos sean entrenados a dañar a los suyos. Del pecho de la Tierra devastada una voz se alzará con la nuestra. Dice, “¡Desarmad, desarmad! La espada del homicidio no es la balanza de la justicia.”

La sangre no limpia nuestra deshonra ni la violencia indica posesión. Como los hombres han a menudo abandonado el arado y el yunque a la citación de la guerra, que las mujeres ahora dejen todo lo que se pueda dejar del hogar para un gran y fervoroso día de deliberación. Que se encuentren primero, como mujeres, para llorar y conmemorar a los muertos.

Que entonces solemnemente se aconsejen unas con la otras de modo que la gran familia humana pueda vivir en paz, cada quien llevando a su propio tiempo la empresa sagrada, no la de César, sino la de Dios.

En el nombre de la mujer y de la humanidad, fervorosamente pido que un congreso general de mujeres sin limites de nacionalidad sea designado y convocado en algún lugar determinado más conveniente y en el más cercano periodo consistente con sus objetivos, promover la alianza de las distintas nacionalidades, la resolución amigable de cuestiones internacionales, los grandes y generales intereses de la paz.






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Mother's Day

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----------------------Las Cobijas

--------------------------------------a Carmen González Prieto de González


Son olas las cobijas que me tejió mi madre;
sus manos las ondean,
manos jóvenes, uñas color, olor, forma de almendras;
manos maduras, fuertes, decisivas;
manos ancianas como arañas ciegas y precisas.
Cuenta y cuenta puntadas el gancho de la aguja,
cuentos de nunca acabar;
parece que crecen las cobijas,
----------------------------------se alargan
y amenazan inundar la casa.

Son una mezcla de sarapes de Saltillo
y tablas huicholas suaves y flexibles
con franjas coloridas anchas y ondulantes.
En sus pliegues y dobleces
parecen desplegarse las leyendas de los soles,
los cuentos de las creaciones,
las historias de los mundos y los dioses.
Son telas, redes de mil colores
para atrapar los sueños como peces
en los mares obscuros de las noches.
Hechizos de mi madre, adivinanzas,
misteriosos criptogramas de sus pensares,
¿qué penas amenguaban, que temores?
¿Qué sueños, qué recuerdos, qué emociones
guiaban sus dedos veloces y precisos
contando puntadas, produciendo estas mareas
de estambres pavorreales?

Ya muerta, sus manos quietas bajo tierra,
en mis sueños siguen creciendo las cobijas
y en las noches de invierno
cuando la lluvia gris asota las ventanas,
aun me abriga con arcos iris
mi madre.




--------------------------© Rafael Jesús González 2015



(Siete escritores comprometidos: obra y perfil; Fausto Avendaño, director;
Explicación de Textos Literarios vol. 34 anejo 1; diciembre 2007;
Dept. of Foreign Languages; California State University Sacramento;
derechos reservados del autor.)



Carmen González Prieto de González



-------------------The Blankets

----------------------------------a Carmen González Prieto de González 
 

The blankets my mother knit for me are waves;
her hands stir them,
young hands, nails the color, smell, shape of almonds;
mature hands, strong & decisive;
old hands like spiders blind & precise.
The hook of the needle counts & counts stitches,
stories without end;
it seems the blankets grow,
-------------------------------stretch,
& threaten to flood the house.

They are a cross between sarapes of Saltillo
& Huichol yarn paintings, pliant & soft
with wide & undulating colored bands.
In their pleats & folds
there seem to unfold the legends of the suns,
the creation stories,
the histories of the worlds & of the gods.
They are weavings, nets of a thousand colors
to trap dreams like fishes
in the dark seas of the nights.
Spells of my mother, riddles,
mysterious cryptograms of her thoughts;
what pains did they comfort, what fears?
What dreams, what memories, what feelings
guided her fingers fast & precise
counting stitches, producing these tides
of peacock yarns?

Now dead, her hands still beneath the earth,
in my dreams the blankets still grow
& in the winter nights
when the gray rain whips the windows,
my mother still covers me
with rainbows.



----------------------------© Rafael Jesús González 2015



(Rhetorics of the Americas, 3114 BCE to 1012 CE; Baca, Damián & Victor Villanueva;
Palgrave McMillan, New York 2010; author's copyrights)




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Sunday, May 3, 2015

Full moon: Coyote's Finger Exercise

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-Los ejercicios de dedo de Coyote

------(sobre unas líneas de Rabindranath Tagore)



He gastado mi vida
----encordando y desencordando
-------mi instrumento
de este modo y del otro,
----trastrocando las cuerdas,
apretándolas y aflojándolas
----según mis temores,
mientras la canción que vine a cantar
-------queda callada.

Sospecho que una vez
----que se rompan las cuerdas
de todo este tocar
----y estrelle mi instrumento
-------contra las piedras,
mi canción saldrá,
al fin,
-------estirada fina y larga
hacia a la luna juguetona y traviesa.






----------------------------© Rafael Jesús González 2015


-----------------------------Spillway 22, Winter 2014; author's copyrights







 





--Coyote's Finger Exercise

--(on some lines of Rabindranath Tagore)



I have spent my days
---stringing & unstringing
------my instrument
this way & that,
---reversed the strings,
tightened or slackened them
---according to my fears,
while the song I came to sing
------remains unsung.

I suspect once the strings break
from all this fiddling
---& I smash my instrument
------against the rocks,
my song will make it through,
finally,
--------stretched fine & long
to the frolicking, rollicking moon.





--------------------------© Rafael Jesús González 2015


------------------------Spillway 22, Winter 2014; author's copyrights




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Friday, May 1, 2015

May Day — International Day of the Worker

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International Day of the Worker
without whom nothing that we have would be.



“Capitalism is the astonishing belief
that the nastiest motives of the nastiest men
somehow or other work for the best results
in the best of all possible worlds.”



----------------------------------------—  attributed to John Maynard Keynes

-------------------------------------------------------  ---Economist (1883 – 1946)
 



"We can either have democracy in this country
or we can have great wealth concentrated 
in the hands of a few,
but we can't have both."


-------------------------------------------------------------Louis Brandeis

------------------------------------------------------------------Supreme Court Justice (1916 to 1939)







 



Día internacional del/la trabajador(a)
sin quien nada de lo que tenemos hubiera.



“El capitalismo es la creencia asombrosa
que los motivos más repugnantes 
de los hombres más indecentes
de algún modo u otro obran para obtener 
los mejores resultados
en el mejor de todos los mundos posibles.”



-----------------------------------------—  atribuido a John Maynard Keynes

-----------------------------------------------------------  ---Economista (1883 – 1946)




“Podemos tener en este país o democracia
o grande riqueza concentrada en manos de pocos
pero no ambos.” 



-------------------------------------------------------Louis Brandeis

---------------------------------------------Juez de la Corte Suprema EE.UU. (1916 a 1939)