Saturday, May 5, 2012



 

Luna llena en Cinco de mayo   


Tu, Mejillas con cascabeles, sabes bien lo que es ser despedazada como lo es la tierra cuando hacemos fronteras políticas y falsas. Se definen naciones para darnos orgullo falso de identidad para, como la religión, echarnos una red de mitos y hacernos bélicos y sumisos. Aquí y allá y por dondequiera son abusivos los gobiernos que son por los pocos canallas y no del pueblo.

¿Qué marca esta fiesta patria mas sólo una batalla significando poco? Esa vez fueron los franceses gabachos con su príncipe austriaco dorado, benévolo, inocente traído aquí tanto por mexicanos equivocados como por extranjeros oportunistas. Pero antes hubieron otros invasores, los gringos del norte hambrientos de tierra y emperio, y antes de ellos los gachupines con la cruz, la espada y su locura por el oro. Y si la verdad se diga, antes de ellos aun los mexicas fueron invasores de otros pueblos.

Tal vez, madrina luna, si orgullo cabe por el accidente de ser mexicano, esta mixtura de indígena, europeo y africano, de conquistador y conquistado, sea por lo mejor que a través de la historia hemos logrado — lo que hemos descubierto (o creado) que es verdadero, el movimiento de los astros y la marcha del tiempo, la belleza de la palabra en la poesía, del sonido en la música y el canto, del color en la pintura, la textura en el tejido, la forma en la escultura y la arquitectura, en el modo de ser que celebra y festeja la vida, nuestra veneración de la Tierra.

Si cabe orgullo en la palabra mexicano en este año que pone fin a la cuenta larga de 26,000 años de l@s abuel@s sea por lo que resolvamos, comprometamos a derribar fronteras, tejer y sanar las heridas de la Tierra, amarnos unos a los otros de cualquier raza y nación pues raza es solamente una, la humana, y parientes son los otros animales, las plantas, los minerales — y madre nuestra de todos la bendita Tierra.

Pues entonces, bajo Coyolxauhqui ¡arriba mexicanos! — matiz tan suyo en el arco iris de lo diverso que bajo el sol es la Tierra. ¡Arriba, mexicanos! Despertemos y en unión con nuestr@s herman@s de buena voluntad por el mundo entero, ocupémonos en sanar la Tierra y recrear en justicia y paz el mundo nuevo.



© Rafael Jesús González 2012







Full Moon on Cinco de Mayo   


You, Cheeks with bells, know well what it is to be torn like the land when we make borders political and false. Nations are defined to give us a false pride in identity to, like religion, throw over us a net of myths and makes us bellicose and submissive. Here and there and everywhere governments are abusive which are of the few scoundrels and not of the people.

What does this national holiday mark but only a battle of little meaning? Then it was the Frenchies with their Austrian prince, golden, benevolent, innocent, brought here as much by benighted Mexicans as by opportunistic foreigners. But before that were other invaders, the Gringos of the north hungry for land and empire, and before them the Spanish with the cross, the sword, and their madness for gold. And if the truth be told, before them even the Mexicas were invaders of other peoples.

Perhaps, godmother moon, if pride is fitting for the accident of being Mexican, this mixture of indigenous, European, and African, of conqueror and conquered, let it be for the best which across history we have accomplished — what we have discovered (or created) that is true, the movement of the stars and the march of time, the beauty of the word in poetry, of sound in music and in song, of color in paint, of texture in the weave, of form in sculpture and architecture, in the way of being that celebrates and regales life, our veneration of the Earth.

If pride fits in the word Mexican in this year that puts an end to the long count of 26,000 years of the ancestors, let it be for what we resolve and commit to demolish borders, to knit and heal the wounds of Earth, to love one another of any race and nation for of race there is only one, the human, and our relations are the other animals, the plants, the minerals — and mother of us all the blessed Earth.

So then, under Coyolxauhqui, hail, Mexicans! — hue so much itself in the rainbow of diversity under the sun that is the Earth. Hail, Mexicans! Let us awake and in union with our brothers and sisters of good will throughout the world, occupy ourselves in healing the Earth, and recreate in justice and peace the new world.


© Rafael Jesús González 2012 




 


 


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