Wednesday, December 5, 2018

The Political Poem


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from Somos en Escrito, Armando Rendón, editor,  December 5, 2018 

Somos en escrito The Latino Literary Online Magazine
  
Photo by Armando Rendón

"La poesía política es esa que 
habla en oposición o apoyo, 
en crítica o justificación de 
las instituciones y normas 
que nos gobiernan.

Por Rafael Jesús González


(Ponencia sobre poesía política presentada en el VIII Congreso y Festival Internacional Proyecto Cultural Sur, Montevideo, Uruguay, octubre 2018)


Recientemente se me invitó a participar en un panel “¿Que es la poesía política?” con distinguidos colegas a quienes estimo mucho. Se nos pidió que consideremos si hay un género de poesía que es política y como diferiría esta de la poesía que ostensiblemente no fuera considerada política y si el mero acto de crear es en si político. Se nos pidió que leyéramos dos poemas nuestros y dos de otros poetas que ilustraran nuestro pensar sobre la poesía política. La idea era tener una discusión en mesa redonda y responder a preguntas del público.
Nunca pasó. Se me pidió que iniciara la discusión; presenté mi posición y leí mis dos poemas, uno de Roque Dalton y el último poema de Javier Sicilia. Mis colegas completamente ignoraron las instrucciones al panel, dijeron esencialmente que el acto de crear era en si político y entonces tal era toda poesía y siguieron a leer de una gavilla de poemas que habían traído consigo. El evento se volvió en simplemente una lectura de poesía; no hubo discusión en mesa redonda ni tuvo el público oportunidad de hacer preguntas.
Algo irritado dije que si el escribir poesía era en si acto político entonces no había nada que decir y que además no le podríamos llamar a un poema sobre un peral, o un cuervo, o el poema de Bashó sobre una rana o un poema de amor políticos en ningún sentido. Y con eso se cerró la conversación que nunca tuvimos.
Por supuesto mis colegas sabían bien lo que fuera un poema político y cual no y aunque mantuvieran que el escribir poemas en si es acto político y todo poema implícitamente tal, no leyeron poemas sobre perales o cuervos o ranas o el amor sino los poemas que habían escogido leer eran indudablemente, poderosamente políticos.
En mis observaciones de apertura había dicho que porque éramos criaturas sociales todo lo que hagamos es político; no votar cuando podamos en una elección es en sí acto político. A demás, dije, un acto, un poema es cargado o no con significado político por el contexto en el cual fue escrito. En el contexto de la degradación ambiental la poesía sobre la naturaleza se pudiera leer como implícitamente política.  
Eso dicho, si el poema sobre el peral fuera escrito cuando los perales fueran envenenados por pesticidas, o los cuervos cazados a cerca extinción, esos poemas pudieran tener brillo fuertemente político. Por lo tanto si Basho hubiera escrito bajo un régimen tirano que criminalizaba el derecho de expresión para mantener el statu quo, el chapoteo de su rana pudiera haber sido aunque implícitamente políticamente ruidoso. Todo es contexto cuando todo se ha dicho; todo lo que existe es relación. Tal es mi teoría de la relatividad.
Pero todavía necesitamos una definición práctica de lo que es la poesía política y para eso propongo esta:
“La poesía política es esa que habla en oposición o apoyo, en crítica o justificación de las instituciones y normas que nos gobiernan.”
Resiento de tener que escribir poesía política; mucho preferiría escribir poemas de amor, poemas en alabanza de la vida, de la Tierra que la sostiene, poemas de asombro por lo que se percibe y por lo que se imagina. Por lo cual resiento de tener que escribir poesía política es porque me siento obligado a oponerme a las instituciones que nos gobiernan. Si esas instituciones fueran fundadas en y gobernaran con justicia, con compasión, con reverencia a la vida y a la Tierra que nos da nacer, sería yo libre para escribir sin impedimento en celebración y mi poesía “política” sería en alabanza de esas instituciones y con dificultad se distinguieran de mi celebración de la vida misma. Por supuesto que eso sería una Utopía y siendo los humanos que somos siempre hubiera cosas que criticar, o ignorar.
Pero los Estados Unidos de América donde vivo y de cual soy ciudadano es mucho más cerca a una Distopía y en este contexto mi poesía (o mucha de ella porque también escribo mucha que es puramente celebratoria) tiene que ser abierta y fuertemente política en oposición a la injusticia, crueldad, locura que son las normas con las cuales se gobierna la nación (imperio). Mi poesía política es la poesía del amor violado.
Entre las muchas violaciones de los derechos humanos que el gobierno estadounidense comete una que más me llega es su política hacia la migración, inhumana, cruel, demente. Las fronteras son de por si políticas y solamente tal, nada más.

Los mapas mienten

Borders are scratched across 
the hearts of men
By strangers with a calm, 
judicial pen,
And when the borders bleed 
we watch with dread
The lines of ink across the
 map turn red.
                                                --Marya Mannes

Mienten los mapas —
son colchas de parches sin sentido
de colores pasteles
         (lila, celeste, lima,
         limón, naranja, rosa)
con nombres, costuras arbitrarias
con que imaginamos a la Tierra
pretendiendo poseerla
y le llamamos ‘mundo.’
La Tierra no tiene costuras
ni fronteras —
ríos y barrancas, sierras, pantanos,
desfiladeros, junglas y desiertos,
cascadas y saltos, mares sí,
pero nunca fronteras.
Los mapas mienten. 

Nací en frontera cargada en particular de política— la frontera entre los EE.UU. y México, Cd. Juárez, Chihuahua y El Paso, Tejas. Lo particular de esta frontera es que la tierra estadounidense al norte del Río Bravo, “la frontera,” fue robada por invasión por los EE.UU. Mucha de la población en esa Tierra es de descendencia y cultura mexicana  — es tierra nuestra robada. A demás, la mayoría de nosotros somos de sangre mestiza, mezcla de sangre europea e indígena. Para nosotros, la parte nuestra indígena, las fronteras no existían como tales, la Tierra pertenecía a nadie, era de todos.
Mi familia llegaron cuando la revolución mexicana de 1910 llegaba a su fin en 1920, mis padres apenas adolescentes. Así es que yo me crié bicultural, bilingüe entre y participando en dos distintas culturas. Mis padres siempre insistieron que conserváramos nuestra cultura mexicana y lengua castellana a la vez que aprendiéramos el inglés. No siempre fue fácil. La cultura estadounidense es poco tolerante de lo extranjero e insiste en que el inmigrante se asimile.
En la escuela nos castigaban si hablábamos en español en la aula o el patio de recreo y aun muchos nos sentimos obligados a defender nuestros propios nombres. El prejuicio en la sociedad en general es grande. Muchos padres para proteger a sus hij@s de los efectos de este prejuicio les permitían hablar sólo inglés para que avanzaran económica y socialmente. El costo de asimilarse es grande.

A Una Anciana

Venga, madre —
         su rebozo arrastra telaraña negra
         y sus enaguas le enredan los tobillos;
apoya el peso de sus años
en trémulo bastón y sus manos temblorosas
         empujan sobre el mostrador centavos sudados.
¿Aún todavía ve, viejecita,
la jara de su aguja arrastrando colores?
         Las flores que borda
         con hilazas de a tres-por-diez
no se marchitan tan pronto como las hojas del tiempo.
         ¿Qué cosas recuerda?
Su boca parece constantemente saborear
los restos de años rellenos de miel.
         ¿Dónde están los hijos que parió?
¿Hablan ahora solamente inglés
y dicen que son hispanos?
         Sé que un día no vendrá
         a pedirme que le que escoja
         los matices que ya no puede ver.
Sé que esperaré en vano
         su bendición desdentada.
Miraré hacia la calle polvorienta
refrescada por alas de paloma
hasta que un chiquillo mugroso me jale de la manga
y me pregunte:
                  — Señor, jau mach is dis? —
  
Demasiado, es mucho el costo. Pera paro sobrevivir mucho se arriesga y mucho se pierde. Se emigra raras veces por gusto y casi siempre por necesidad. Históricamente la mayor parte de nuestra gente que emigra a los EE.UU. es gente pobre, más que nada campesinos que vienen a trabajar por muy bajos sueldos, largas y duras horas, bajo pésimas condiciones, muchos analfabetos o con poca escuela, muchos hablando lenguas indígenas. Vienen indocumentados y muchas veces traen sus familia, hij@s de muy tierna edad, infantes muchos. Es@s chicuel@s todavía indocumentados han crecido en jóvenes en todo estadounidenses menos en ciudadanía, muchos hablando y escribiendo solamente en inglés, muchísimos estudiantes en colegios y universidades.
Y ahora el Presidente de los EE.UU. Pres. Trump (llamado entre nosotros con el no muy afectuoso apodo Pres. Trompudo) racista y fascista, ignorante, arrogante y descorazonado hasta las cachas intenta, con el apoyo de su índole, expulsarlos a sus países natales, países extraños para ell@s, países no suyos — México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y tantos más. Se les han llamado “Soñadores” apodo que origina en un plan del presidente anterior Pres. Obama para protegerl@s.

Nuestros soñadores

El país que echa fuera
por falta de documentos
a sus soñadores 
se hiere a si mismo.
¿Que otra tierra conocen?
¿Que vacío dejarían
en la consciencia,
en el corazón del pueblo?
Es arrancarle las balanzas
a la justicia, apagarle
el antorcha a la libertad.
Sería como si el águila
con su propio pico
y sus garras se rasgara
su propio corazón
ya envenenado por la crueldad.
De fronteras y muros
los sueños y la necesidad
saben los mismo
que las mariposas, las aves,
el olor de las flores.
Si no protegemos
a nuestros soñadores perdemos
nuestras almas y sueños.
  
Con la ascendencia del Pres. Trompudo se ha demonizado el emigrante. El presidente les ha llamado violadores, asesinos, ladrones, especialmente a los emigrantes mexicanos, centro-americanos, latino-americanos (y además terroristas a los emigrantes musulmanes.) El fascismo, el racismo, el nacionalismo y el odio son patentes y se han normalizado en la discusión política estadounidense. Pero lo tenemos que decir claro —

Decirlo Claro

Dicen los bobos
que venimos de mendigos
estómagos vacíos, vacías las manos
para quitarles lo que ya
sus propios canallas y bribones
les robaron.
Sí, venimos con hambre
huyendo la violencia
a donde la riqueza
del impero se concentra
pero con las manos llenas
de nuestras artesanías y labores,
corazones llenos de bailes y canciones,
con nuestra cocina rica en sabores.
Le traemos alma a una cultura desalmada;
traemos el arco iris
y prefieren el gris de sus temores.
Se empeñan en construir muros
si lo que se necesita es puentes.
  
La frontera se ha militarizado y se ha hecho un frente de batalla. Y el Tompudo se empeña un construir una gran muralla por toda la frontera entre los EE.UU. y México a un costo aproximado de construir de 70 billones de dólares y de mantener a 21.6 billones de dólares. Y neciamente insiste que la pagará México. Pero no se le puede poner precio al costo del sufrimiento que ha causado, que causa esta política. Los emigrantes son aprendidos y encarcelados, las madres, los padres separados de sus hijit@s, muchos de ellos infantes, l@s niñ@s metidos en cárceles separadas, desparramados, enviados lejos. Y aunque las cortes han declarado estos hechos ilegales y exigido que se reúnan las familias, muchas todavía no se han reunido y niñ@s se han perdido. La crueldad, el sufrimiento hiere la imaginación.

Es tan amable la luna

La luna llena se cuela
por entre las rejas de la cárcel
de niños
para recoger sus sollozos
en su delantal de luz
y llevárselos a sus padres
en cárcel de adultos
y traerles lamentos y bendiciones
de sus madres, sus padres
a los niños.
Es tan amable la luna
que no niega su luz
ni a los malvados traficantes de angustia.
Es tan amable la luna.

Y ¿que graves exigencias motivan a estos padres, madres a arriesgar tanto por emigrar a los EE.UU.? Vienen a donde se concentra la riqueza del imperio huyendo de la pobreza y la violencia de sus países causados por la política estadounidense: tratados de “libre comercio” que han sido desastrosos para la economía de México, la cínica “guerra contra las drogas” que ha traído violencia atroz a México, los Acuerdos de Mérida que han militarizado el gobierno de México y lo ha hecho aun más violento.
Pero no es solamente México sino es así en toda América Central y en partes de Sud América. Se cultivan y se apoyan gobiernos abusivos por el poderoso EE. UU. que para el bien de los ricos mantienen a sus pueblos en pobreza y represión violenta, vendiendo sus tierras y recursos naturales a empresas extranjeras estadounidenses e globales. Y l@s que resisten y defienden la Tierra (gran parte indígenas y mujeres) son torturados y muertos. Un caso representante de muchos, muchos otros por todas las Américas es el de Berta Cáceres de Honduras:

Por medio milenio y más

a Berta Cáceres
y a todos los mártires
de las Américas
muertos defendiendo la tierra

Por medio milenio y más
hemos muerto defendiendo
la tierra, los bosques, los ríos
de invasores extranjeros
cegados por la codicia,
enloquecidos por la ganancia
en moneda sangrienta.
Hemos sufrido traidores
infectados por esa locura
que por esa misma moneda
venden a sus propios dioses.
Nuestros huesos siembran la tierra,
nuestra sangre la riega
y el sagrado maíz
a veces nos sabe amargo.
Pero seguimos luchando
y nuestros huesos y sangre
crecerán un nuevo mundo en flor.

Nombrémoslo por lo que esencialmente es: la economía de imperio, el capitalismo, y su política, un sistema económico que se basa en dos cosas: el tratar a la Tierra solamente como deposito de materia prima para explotarse y la esclavitud de mano de obra para convertir esa materia prima en productos consumibles a abajo costo para vender a gran ganancia para el bien de los pocos. Fue nada más que esto lo que impulsó la conquista de las “Américas.” (De la religión que hacía mucho se había hecho instrumento del estado y justificaba la esclavitud y hasta el genocidio no diré nada, ni de la oposición dentro ella que nos llega ahora como la teología de la liberación.) Por ser los EE.UU. el más grande imperio actual y su presidente un Calígula moderno, es fácil hacerlo el único villano, pero esto pasa casi por el mundo entero.
El capitalismo desenfrenado lleva al fascismo y esto lo vemos por a través del mundo actual. Las guerras y tiranías casi todas a causa del capitalismo desplazan una gran cantidad de gente huyendo del la pobreza y la violencia para sobrevivir. La migración es unos de los “problemas” más grandes del día no obstante que la humanidad siempre ha migrado desde su origen en África hace tres cientos mil a dos cientos mil años.                                                                                        
Migración

¿Qué sabe la mariposa de fronteras?
        ¿Qué sabe de banderas?
Cruza todo un continente,
        el movimiento su herencia.
Así es con nosotros,
        nuestra historia migración
de años, de siglos, de milenios 
        antes de que historia hubiera
y que formáramos mitos en el cerebro.
Nuestros pasos hechos de sangre,
de lágrimas, de risas, de sudor
marcan nuestra eterna búsqueda
de hogar señalado por el Dios,
        o el águila comiéndose una culebra
o quien sabe que señas arbitrarias.
Pero son inseguras nuestras moradas —
hogar es la Tierra redonda y sin costura;
la circundamos y si patria veneramos
es pretensión, es mito, es mentira —
buscamos abrigo, alimento, libertad, la vida.
Abajo con fronteras, abajo con banderas
        que si justicia y paz hubiera
no tuviéramos que vagar tanto por la Tierra. 
                         
Nací, vivo en y soy ciudadano de los Estados Unidos de América pero más que nada me siento ciudadano del mundo. Mi lealtad es a la humanidad a cual pertenezco y a la Tierra que nos dio nacer y nos sostiene. Mi ciudadanía estadounidense y terrestre me obliga a ver críticamente a mi país, al mundo, a la humanidad. Pero si he pintado a mi país en matices sombríos no es completamente fiel el retrato. Muchos, muchos estadounidenses no son racista, ni tóxicamente nacionalistas, ni injustos, ni crueles, ni capitalistas. Y son muchos los problemas del imperio y me he enfocado sólo en la migración. Es muy grande la resistencia contra las fuerzas del fascismo, es grande la compasión y el deseo por la justicia. Muchas ciudades y aun estados se han declarado ciudades, estados “De asilo” para proteger a los inmigrantes indocumentados negándose a colaborar con la policía federal en la persecución de los inmigrantes. Diariamente hay manifestaciones a las puertas de las cárceles, la frontera, los aeropuertos, los edificios de gobierno, las calles en apoyo de los inmigrantes. Hay una gran lucha entre las fuerzas del fascismo que controlan el gobierno y las fuerzas demócratas. Estamos en crisis y son tiempos temerosos.

En cuanto a mí como viejo y poeta

Te Digo

Te digo que estoy cansado
de no poder darle la espalda
a la injusticia y crueldad del mundo.
Quisiera en vez contarte
lo que el sauco y la secoya,
la piedra en el arroyo hecha lisa
por el toque suave o brusco
del agua me dicen.
Quisiera decirte los cuentos
del lagartijo y la mariposa,
cantarte las canciones calladas
de la madreselva y el romero.
Quisiera escribir versos de amor
a la Tierra, a la vida, a ti.
Pero no puedo darle la espalda
a la injusticia y crueldad
del mundo que causa
tanta pena y sufrir en la Tierra.
Mis versos de furia y protesta
son también poemas de amor,
de un amor traicionado y herido.


----------------© Rafael Jesús González 2018.


Rafael Jesús González es Poeta Laureado de la Ciudad de Berkeley, California. Por décadas, ha sido un activista pro la paz y justicia usando la palabra como una espada de la verdad.

Foto por Armando Rendón

“Political poetry is that which addresses, in opposition or support, criticism or justification, the institutions and norms that govern us.

By Rafael Jesús González


(Paper on political poetry presented at the 8th International Congress and Festival Proyecto Cultural Sur in Montevideo, Uruguay in October 2018)

Recently I was invited to take part on a panel “What is political poetry?” with three distinguished colleagues whom I hold in high esteem. We were asked to consider whether there was a genre of poetry that is political and how this might differ from poetry that is ostensibly not considered political, and whether indeed, the very act of creation is political in its own right. We were asked to read two poems of our own and two from other poets that could be illustrative of our thoughts on political poetry. The idea was to have a round table discussion and answer questions from the audience.
It never happened. I was asked to open the discussion; I stated my position, and read my two poems, one of Roque Dalton's, and the last poem of Javier Sicilia. My three colleagues completely ignored instructions to the panel, essentially said that the creative act was in itself political and hence so was all poetry, and proceeded to read from a sheaf of poems they had brought with them. The event became simply a poetry reading; there was no round-table discussion, nor did the audience have an opportunity to ask questions.
Somewhat exasperated, I said that if writing poetry is itself a political act and all poems are political, then there is nothing to say and furthermore that we could not call HD's pear tree poem, or Williams' red wheel-barrow poem, or Stevens' blackbird poem, or Basho's frog poem political at all. Though a love poem could be political such as Arnold's Dover Beach (definitely political, but is it a love poem?). And that closed the conversation that we never had.
Of course my colleagues know perfectly well what is a political poem and what is not, and though they maintained that the writing of poems in itself is political and hence all poems implicitly so, they did not read HD, nor Williams, nor Stevens, nor Basho to bolster their contention, but the poems they had chosen to read were unquestionably, undeniably, powerfully political.
In my opening remarks I had said that because we are social creatures everything we do is political; not voting in an election when we can is itself a political act. Furthermore, I said, an act, a poem, is weighted, or not, with political meaning by the context in which it is written. In the context of contemporary environmental degradation, I said, the nature poetry of Mary Oliver may be read as implicitly political.
That said, if HD had written her poem at a time when pears were poisoned by pesticides, or Williams' his when red wheel-barrows were outlawed in New England, or Stevens’ when blackbirds were hunted near extinction, their poems could have a strong political glow. For that matter, had Basho written under a tyrannical regime that criminalized freedom of expression to maintain the status quo, his frog's splash could have been, though implicit, politically loud indeed. It is all context when all is said and done; all that exists is relation. Such is my theory of relativity.
But we still need a working definition of what political poetry is, and for that I offer:
“Political poetry is that which addresses, in opposition or support, criticism or justification, the institutions and norms that govern us.
I resent having to write political poetry; I would much rather write love poems, poems in praise of life, in praise of the Earth that bears it, poems of amazement for what is sensed and for what is imagined. Why I resent having to write political poetry is because I must oppose the institutions that govern us. Were those institutions founded on and governed with justice, with compassion, with reverence for life and the Earth that births us, I would be free to write in unhindered celebration and my political poetry would be in praise of those institutions and could be hard to distinguish from my celebration of life itself. Of course that would be a Utopia and being the humans we are, there would always be things to criticize, or ignore.
But the United States where I live and of which I am a citizen is much closer to a Dystopia and in that context, my poetry (or a great deal of it, though I also write much that is purely celebratory) must be overtly and strongly political in opposition to the injustice, the cruelty, the insanity that are the norms with which the nation (empire) is governed. My political poetry is the poetry of love outraged.
Among the many violations of human rights the U.S. government commits, one that most deeply touches me is its inhumane, unimaginably cruel, insane immigration policy. Borders are inherently political and just that, nothing more: 

Maps Lie

Borders are scratched across 
the hearts of men
By strangers with a calm, 
judicial pen,
And when the borders bleed 
we watch with dread
The lines of ink across 
the map turn red.
       
--Marya Mannes

Maps lie —
they are crazy quilts
of pastel colors
            (lilac, sky, lime,
            lemon, orange, pink)
with arbitrary names and seams
with which we imagine the Earth
pretending to posses it
and call it ‘world.’
The Earth does not have seams
nor borders —
rivers and ravines, sierras, swamps,
canyons, jungles and deserts,
cascades and falls, seas yes,
but never borders.
Maps lie. 

I was born on one particularly politically charged — the U.S./Mexican border, Cd. Juárez/El Paso. What is particular to this border is that the U.S. land north of the Río Grande, The Border, was stolen by the U.S. by invasion. Much of the population in this land is of descent and culture Mexican — it is our stolen land. Also, the majority of us are of mestizo blood, a mixture of European and indigenous blood. For us, the indigenous part, borders did not exist as such, the Earth belonged to no one, it was everyone’s.
My family came as the Mexican revolution of 1910 drew to a close in 1920, my parents but adolescents. So it is that I grew bicultural, bilingual between and participating in two distinct cultures. My parents always insisted that we preserve our Mexican culture and the Castilian tongue at the same time that we learned English. It was not always easy. The U.S. culture is little tolerant of the foreign and insists that the immigrant assimilate. In school we were punished if we spoke Spanish in the classroom or playground and many of us felt obliged to defend our own names. Prejudice in the society in general is great. Many parents permitted their children to speak only English to protect them from the effects of this prejudice so that they could advance economically and socially. The cost of assimilation is great.

To an Old Woman

Come, mother —
            your rebozo trails a black web
            and your hem catches on your heels,
you lean the burden of your years
on shaky cane, and palsied hand pushes
            sweat-grimed pennies on the counter.
Can you still see, old woman,
the darting color-trailed needle of your trade?
            The flowers you embroider
            with three-for-a-dime threads
cannot fade as quickly as the leaves of time.
            What things do you remember?
Your mouth seems to be forever tasting
the residue of nectar hearted years.
Where are the sons you bore?
            Do they speak only English now
            and say they’re Spanish?
One day I know you will not come
and ask for me to pick
the colors you can no longer see.
            I know I’ll wait in vain
for your toothless benediction.
I’ll look into the dusty street
            made cool by pigeons’ wings
until a dirty child will nudge me and say:
                    Señor, how mush ees thees?

(New Mexico Quarterly, Vol. XXXI no. 4, 1962; author’s copyrights.)

Too much, it is too high a cost. But to survive much is risked and much is lost. One rarely immigrates by desire but almost always by necessity. Historically the majority of our people who emigrate to the U.S. are poor, mostly farmers who come to work for very low wages, long and hard hours, under abysmal conditions, many illiterate or with little schooling, many speaking indigenous languages. They come without documents and often bring their families, children of very tender age, infants many. These children still undocumented have grown to be youths in every way U. S. except in citizenship, many speaking and writing only in English, many students in colleges and universities.
And now, the president of the U.S.A., President Trump (named among ourselves with the not very affectionate nickname Pres. Trumpet-mouth), racist and fascist, ignorant, arrogant, and heartless to the hilt intends, with the backing of his ilk, to expel them to their countries of birth, countries strange to them, countries not theirs — Mexico, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua and many more. They are called Dreamers, soubriquet originating in a plan of the previous president, Pres. Obama, to protect them. 

Our Dreamers

The country that casts out
for lack of documents
its dreamers
wounds itself.
What other land do they know?
What emptiness would they leave
in the consciousness,
in the hearts of the people?
It is to tear the scales
from justice, to put out
the torch of liberty.
It would be as if the eagle
with its own beak
and its claws lacerated
its own heart
already poisoned by cruelty.
Of borders and walls
dreams and need
know the same
as do the butterflies and the birds,
the smell of the flowers.
If we do not protect
our dreamers we lose
our souls and our dreams.

(Overthrowing Capitalism, Vol. 4, Hirschman, Jack et al., editors, 2018 San Francisco; author's copyrights)

With the ascendency of Pres. Trumpet-mouth, the emigrant has been demonized. The president has called them rapists, murderers, thieves, especially the Mexican, Central-American, Latin-American emigrants (and also terrorists the Moslem emigrants.) Fascism, racism, nationalism, and hate are patent and have been normalized in the U.S. political discussion. But we have to say it clearly —

To Say It Clearly

The fools say
that we come as beggars
stomachs empty, empty hands
to take what already
their own scoundrels and knaves
have stolen from them.
Yes, we come hungry
fleeing violence
to where the riches
of the empire are concentrated
but with hands full
of our crafts and labors,
hearts full of dances and of songs,
with our cuisine rich in flavors.
We bring soul to a soulless culture;
we bring the rainbow
and they prefer the grayness of their fear.
They insist on building walls
when there is need of bridges.

The border has been militarized and has been made a battle front. And Trumpet-mouth insists on building a great wall through the entire border between the U.S. and Mexico at a cost of approximately 70 billion dollars and 21.6 billion dollars to maintain. And foolishly insists that Mexico pay for it. But a price cannot be placed on the suffering that it has caused, that this policy causes. Emigrants are apprehended and jailed, mothers, fathers separated from their little children, many of them infants, the children put in separate jails, scattered, sent far away. And even though the courts have declared these acts illegal and demanded that families be reunited, still they have not been reunited and children have been lost. The cruelty, the suffering wounds the imagination.

So Kind Is the Moon

The full moon slips
through the bars of the jail
of the children
to gather their sobs
in her apron of light
and carry them to their parents
in the jail for adults
and bring the laments and blessings
of their mothers, their fathers
back to the children.
The moon is so kind
that it does not deny its light
even to the evil dealers in anguish.
So kind is the moon.

And what grave needs motivate these fathers, mothers to risk so much to emigrate to the U.S.? They come to where the wealth of the empire is concentrated fleeing the poverty and violence of their countries caused by U.S. policy:
Free Trade treaties that have been disastrous for the economy of Mexico, the cynical War Against Drugs that has brought atrocious violence to Mexico, the Mérida Accords that have militarized the government of Mexico and made it more violent. But it is not only Mexico; it is thus in all Central America and parts of South America. The powerful U.S. supports abusive governments that for the benefit of the rich keep their people in poverty and violent repression, selling their lands and natural resources to U.S. and global foreign enterprises. And those who resist and defend the Earth (a great part indigenous and women) are tortured and killed. A case representative of many, many others throughout the Americas is that of Berta Cáceres of Honduras:

 For Half a Millennium and More

to Berta Cáceres and to all 
the martyrs of the Americas
killed definding the land

For half a millennium and more
we have died defending
the land, the forests, the rivers
from foreign invaders
blinded by greed,
crazed by profit
in bloodied coin.
We have suffered traitors
Infected by that madness
that for that same coin
sell their own gods.
Our bones sow the earth,
Our blood waters it,
and the sacred corn
sometimes tastes bitter to us.
But we go on struggling
and our bones and our blood
will grow a new flowering world.

Let us name it for what it essentially is: the economy of empire, Capitalism and its policy, an economic system based on two things: the treatment of the Earth solely as a deposit of raw material to be exploited and the enslavement of labor to convert that raw material into consumable products at low cost to sell at great profit for the good of the few. It was nothing but this that impelled the conquest of the Americas.
(Of the religion that for a long time had made itself the tool of the state and justified slavery and even genocide, I will say nothing, nor of the opposition within it that now comes to us as Liberation Theology.) Because the U.S. is the largest empire today and its president a modern Caligula, it is easy to make it the only villain, but this happens through the entire world. Unbridled Capitalism leads to fascism and we see this across the world today. The wars and tyrannies almost all caused by Capitalism displace a great number of people fleeing poverty and violence in order to survive. Migration is one of the greatest problems of the day notwithstanding that humanity has always migrated since its origins in Africa three to two hundred thousand years ago.

Migration

What does the butterfly know of borders?
        What does it know of flags?
It crosses a whole continent,
        movement its inheritance.
So it is with us,
        migration our heritage
of years, of centuries, of millenniums
        before history was
and we formed myths within the brain.
Our steps made of blood,
of tears, of laughter, and of sweat
mark our eternal search
for home signaled by the God,
        or the eagle eating a snake,
or who knows what arbitrary signs.
But uncertain are our abodes —
home is the round and seamless Earth;
we circle it and if country we venerate
it is pretension, a myth, a lie —
we seek shelter, food, freedom, life.
Down with borders, down with flags
        for if there were justice and peace
we would not have to so much roam the Earth.

I was born in, live in, am a citizen of the United States of America but more than anything I feel myself a citizen of the world. My loyalty is to humanity to which I belong and to the Earth that bore us and sustains us. My U.S. and Terrestrial citizenship obligate me to view my country, the world, and humanity critically. But if I have painted my country in somber hues it is not entirely a true portrait. Many, many U.S. citizens are not racist, nor toxically nationalists, nor unjust, nor cruel, nor capitalists. And many are the problems of empire and I have focused only on migration. Very great is the resistance against the forces of fascism, great is the compassion and the desire for justice. Many cities and even states have declared themselves Asylum to protect the undocumented immigrants refusing to collaborate with the federal police in the persecution of immigrants. Daily there are demonstrations at the doors of jails, the border, the airports, the government buildings, the streets in support of the immigrants. There is a great struggle between the forces of fascism that control the government and the democratic forces. We are in a crisis and the times are fearful.
As for me as an old man and a poet

I Tell You

I tell you that I am tired
of not being able to turn my back
on the injustice and cruelty of the world.
I would like instead to tell you
what the alder and the redwood,
the rock in the stream made smooth
by the soft or rough touch
of the water tell me.
I would like to tell you the tales
of the lizard and the butterfly,
sing you the quiet songs
of the honeysuckle and the rosemary.
I would like to write poems of love
to the Earth, to life, to you.
But I cannot turn my back
to the injustice and cruelty
of the world that causes
such pain and suffering on the Earth.
My verses of rage and protest
are also poems of love,
of a love betrayed and wounded.


© Rafael Jesús González 2018.

                    

Rafael Jesús González is Poet Laureate of Berkeley, California. For decades, he has been an activist for peace and justice, wielding the word like a sword of truth.

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